Desde 1.981 la fundadora del emprendimiento Omaira Molina Gutiérrez, inició su negocio de costura, un oficio que le permitió sacar adelante a su familia.
Desafortunadamente Omaira ya no está para contar su historia ya que falleció este año por culpa de las secuelas del covid-19 que la marcaron para siempre y dejó este mundo a sus 59 años de edad, sin embargo, quedó su hija Giselle Katherine Salcedo Molina de 37 años, para contar esa historia y también decidió hacerse cargo del legado de su madre.
“Confecciones Oma, inició en 1.981 en el barrio Riscos, luego se trasladó a la avenida del Libertador con sus seis empleados y en 1.995 pasaron al barrio Libertador, lugar en donde actualmente se encuentra ubicado en la calle 19 # 24-77 y atienden de lunes a viernes desde las 8:00 de la mañana a 6:00 de la tarde y los sábados desde las 8:00 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde.
Desafortunadamente mi mamá falleció en mayo de este año a sus 59 años de edad y estuvo cerrado por tres meses hasta que decidí continuar con su legado", describió Giselle
Giselle contó que durante la pandemia, pese a que les afectó económicamente en el negocio, ellas continuaron prestando sus servicios a domicilio y luego que quedó a cargo del negocio gracias a los conocimientos que obtuvo estudiando Diseño de Modas y crecer viendo a su mamá trabajar confeccionando, ella decidió continuar en su nombre y rendirle tributo a su eslogan “Una marca que vivirá para siempre”.
Actualmente, ‘Confecciones Oma’ cuenta con cuatro empleadas quienes ponen todo de su empeño para sacar adelante este negocio creado por una soñadora y cumplir con su lema empresarial: “Hacemos de tu diseño favorito algo especial y único”.
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“Luchen por lo que uno quiere, por salir adelante y más que todo por un ser querido”, fueron las palabras de Giselle para aquellas personas que quieren cumplir sus sueños.