De exportador a importador

Editorial
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El sector de hidrocarburos en Bolivia pasa por una de las etapas más difíciles con el declive de la producción de gas natural y sin una certificación actualizada de sus reservas, algo que para algunos expertos implicaría que en poco tiempo el país pasará de exportador a importador del energético.

En agosto del año pasado, el presidente Luis Arce advirtió que las reservas de gas han ido cayendo hasta tocar fondo, aunque no dio cifras sobre la situación actual de los yacimientos del hidrocarburo.

En agosto de 2018, la firma canadiense Sproule International Limited realizó el último reporte conocido de las reservas bolivianas que alcanzaron 10,7 trillones de pies cúbicos (TCF) de reservas probadas de gas natural con una duración de 14,7 años, aunque algunos informes oficiales establecen que ese año llegaron a los de 8,95 TCF. En marzo de 2023, el Gobierno contrató a la empresa estadounidense Ryder Scott Company LP para que realice una nueva certificación de reservas, cuyos resultados no se conocen pese a que el presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, dijo que se publicarían en septiembre pasado.

La producción de gas pasó de 49,9 trillones de metros cúbicos al día (mm3d), en 2014, a los 40 mm3d en 2022, algo que se refleja en el valor de las exportaciones de hidrocarburos que en el mismo periodo transitaron de 6.624 millones de dólares a 3.050 millones, según datos oficiales.

Esa reducción hizo que el sector de hidrocarburos, de ser el primer rubro de las exportaciones, se convierta en el tercero, debajo de la minería y los productos no tradicionales.

Bolivia pasa por una situación crítica desde 2006 y que, de mantenerse la tendencia a la baja de las reservas, en 2029 Bolivia se vería en la necesidad de empezar a importar gas; desde 2018, el país ha llegado a consumir cerca de un TCF por año y si se toma como referencia la certificación de 2018 las reservas a la fecha podrían estar por debajo de los 4 TCF.

De tomarse los datos existentes, el país en 2030 o 2031 no tendría gas para exportar ni para cubrir su demanda interna. Hay gas, pero no hay la capacidad institucional del país para llevar ese gas a los mercados externos inclusive al mercado interno.

El Gobierno aplica desde hace algunos años el 'Plan de Reactivación del Upstream, exploración y producción' que incluye 42 proyectos exploratorios en diversas regiones para incrementar la producción de hidrocarburos y que podría arrojar resultados positivos a partir del próximo año.

A esto se suman los proyectos para construir dos plantas de biodiésel en el oriente y occidente del país y otra de HVO; aceite vegetal hidrogenado por su siglas en inglés que, según la proyección oficial, servirá para sustituir el 59 % de las importaciones de combustibles líquidos y reducir la subvención que este año alcanzará los 1.400 millones de dólares.

El repunte del sector de hidrocarburos en Bolivia es posible, pero no en el corto plazo ya que esto podría demorar hasta 10 años si se toma en cuenta el tiempo de exploración y de declaratoria de comercialidad de los nuevos yacimientos.

Mientras gradualmente Bolivia deja de ser un país exportador de dimensiones significativas y con producción decreciente, con cierta presencia internacional pero sin ninguna trascendencia en el mercado.