Saludo a los trabajadores

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eimar Pérez Bolaños

Eimar Pérez Bolaños

Columna: Opinión

e-mail: eimar.perez@unad.edu.co


Saludos obreros del mundo, que a veces no tienes consciencia de ello, porque piensas que un cargo o una profesión te alejan de tú condición de clase. Te pierdes en el ego de un sueldo, evadiendo la importancia que tiene la unidad, fraternidad con los demás, con tú misma clase.

No eres dueño de los medios de producción y no te preguntas cuánto tiempo sobrevivirías sin tu salario. Pero aún así eres un obrero como todos. En esta condición no hay distingo salarial y de oficio, lo común para todos es la necesidad de producir para otros. Esos otros que deciden por todos, que demagógicamente se esconden bajo los discursos de la fraternidad y la familiaridad, pero sólo es un sofisma mientras eres útil a sus servicios, frágilmente siempre reemplazable, muchas veces por otro, por un menor salario que el tuyo.

No te confundas amigo trabajador, que las empresas sólo tienen como finalidad producir y ganar a través de tú fuerza física y mental, que se agota con el tiempo y te conviertes en una cifra más de la laboriosidad. Pronto olvidado, pronto invisibilizado.

Saludos trabajadores de cualquier oficio, casi siempre estás en espera de algo más, de un día merecido de descanso, de algo extra que estimule la rutina, más no de un engaño en palabras, casi siempre prometedor e incumplido.

En los bolsillos del día a día se desvanecen los ingresos de una mensualidad, por un gasto extra que aparece y que a nadie le importa, pero debes hacer malabares para solucionarlo, muchas veces a un costo muy alto por quienes se aprovechan de esa necesidad. Otras veces el desajuste del ingreso se da por un “gustico” que humanamente consideras mereces, ya sea para complacer a tus seres queridos, otras veces a ti mismo como recompensa a tu sacrificio.

Saludos a los trabajadores del mundo y que se reconocen como tal, porque hasta los gerentes, médicos y altos ejecutivos, dependen de los dueños del capital y a sus decisiones. La corbata y el traje no te distinguen de tu condición de asalariado, eres un trabajador igual que todos y aunque tengas una efímera autonomía, las determinaciones últimas no están a tu alcance. Eres igual de reemplazable como todos los demás.

Saludos a todos los colegas proletarios, que con su fuerza física y mental sostienen y transforman las realidades sociales del mundo, porque mantienen la esperanza de algún día equilibrar la distribución entre capital y trabajo, categorías dialécticamente violentas e irreconciliables en su relación histórica, pero que le dan significado a las dinámicas sociales, políticas y económicas.

Saludos a los trabajadores en su día, hoy nuestro día, un reconocimiento a la labor que nos une, una condición de clase irreductible, pero que también a veces nos separa, nos divide y nos violenta. Saludos trabajadores hoy en el día internacional de nuestra función social, política y económica.