Pueblos sin estado

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


El conflicto Israel-Palestina ha monopolizado la atención internacional durante décadas, pero esta concentración en un solo punto de conflicto desvía la atención de otros sufrimientos profundos en el mundo árabe, donde varias minorías, las mujeres y grupos étnicos enfrentan persecuciones severas. Estos conflictos, aunque críticos y devastadores, raramente reciben la misma magnitud de cobertura mediática o intervención internacional, lo que plantea serias preguntas sobre la equidad y la eficacia de la respuesta global.

Los kurdos, dispersos principalmente a través de Turquía, Siria, Irak e Irán, constituyen uno de los grupos étnicos sin estado más grandes del mundo. Su lucha por el reconocimiento y la autonomía ha sido marcada por una represión violenta, como la ejecución de campañas de exterminio y ataques químicos desde Saddam Hussein en Irak. A pesar de su papel crucial en la lucha contra ISIS, los kurdos continúan enfrentando hostilidades.

Los yazidíes, una minoría religiosa en Irak, sufrieron un genocidio en 2014 a manos de ISIS, que incluyó masacres y la esclavitud sexual de miles de mujeres y niñas. Este evento trágico destacó su vulnerabilidad extrema ante el sectarismo violento, pero a pesar de la atención momentánea que recibieron, el apoyo y las soluciones a largo plazo han sido limitados, dejando a muchos en campos de refugiados sin perspectivas claras de recuperación o justicia.

En Egipto, los cristianos coptos enfrentan una discriminación sistemática y ataques terroristas, que amenazan su existencia y libertad religiosa. Aunque constituyen una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo, su sufrimiento a menudo se minimiza en los discursos globales sobre libertad religiosa y derechos humanos.

Los chiitas en naciones predominantemente sunitas como Arabia Saudita y Bahréin experimentan una discriminación y represión institucionalizada, evidenciando cómo las divisiones sectarias pueden perpetuar la injusticia y la inestabilidad. Estas prácticas no solo socavan la cohesión social, sino que también alimentan ciclos continuos de violencia y represalia.

Además, los árabes Ahwazi en Irán sufren de marginación y represión política y económica. Sus demandas de derechos culturales y lingüísticos son consistentemente ignoradas, reflejando un patrón de opresión que se extiende más allá de las fronteras árabes.

Aunque los druzos han mantenido una relativa paz en países como Líbano e Israel, en Siria enfrentan riesgos significativos debido a la guerra civil, donde han tenido que defenderse de múltiples grupos extremistas. Este conflicto ha demostrado la precariedad de su situación y la necesidad de protecciones más robustas.

Mientras tanto, la situación de las mujeres en los conflictos del Medio Oriente merece una atención especial, dada su posición particularmente vulnerable y el impacto desproporcionado que estos conflictos tienen sobre ellas. No solo enfrentan los horrores generales de la guerra y la persecución, sino que también sufren violencias específicas que incluyen explotación sexual, violencia de género, imposición de vestimentas y exclusión de los procesos políticos y de paz. A pesar de estos desafíos, su capacidad de resiliencia y su papel como agentes de cambio a menudo se pasan por alto en las narrativas de culturas altamente machistas.

Considero que la comunidad internacional debe adoptar un enfoque más equitativo hacia todos estos conflictos y la situación de las mujeres. Esto implica no solo aumentar la cobertura mediática y el apoyo político, sino también garantizar que la ayuda humanitaria y los esfuerzos de reconstrucción se distribuyan de manera justa. Además, es crucial que los medios de comunicación amplíen su enfoque para cubrir más ampliamente los sufrimientos de estas comunidades, proporcionando una narrativa más completa y comprensiva.

Finalmente, es fundamental el papel de las organizaciones no gubernamentales, la academia y de la sociedad civil en sensibilizar y abogar por los derechos de estas minorías perseguidas. Estas pueden ayudar a cerrar la brecha en la atención y los recursos que actualmente existe entre los diversos conflictos, promoviendo una comprensión más profunda y una acción más decisiva. Solo a través de un compromiso global genuino y equitativo y su urgente visibilización podemos esperar abordar las causas profundas y avanzar hacia una paz duradera y una justicia verdadera en el mundo árabe.